Si consideramos la Arquitectura como un lenguaje capaz de transmitir ideas y mensajes, la Iglesia Evangélica “Betel” de San Fernando (Cádiz) puede considerarse un claro ejemplo. Se afrontó el proyecto en 2002, con la idea de partida de que el edificio “hablara” a través de su geometría y sus materiales, buscando una imagen coherente con su uso, así como con el entorno en que se inserta. De esta forma, encontramos un hilo conductor que permitía relacionar entre sí estos conceptos: la SAL.
Vista general
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Vistas exteriores
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Las salinas y sus montañas de sal no son solo elementos característicos del paisaje que rodea a San Fernando, sino que además están presentes en la historia y cultura de la ciudad, habiendo sido inmortalizadas en numerosas canciones “…esteros de Sancti-Petri, salinas de San Fernando, espejos de sol y sal donde se duermen los barcos…” (Camarón de la Isla). A su vez, podemos encontrar reiteradas
referencias bíblicas a la sal, como por ejemplo lo que le dice Jesús de Nazaret a sus discípulos en el Evangelio de San Mateo 5:13, ” …vosotros sois la sal de este mundo…”
De esta forma se concibió el edificio de forma metafórica como una “montaña de sal”, optando por una geometría orgánica de volúmenes irregulares apilados, que esconden en su interior espacios generosos, inundados de luz a través de huecos acristalados que de alguna forma suponen una reinterpretación contemporánea de las vidrieras de las catedrales e iglesias.
Interior Salón de Culto
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Detalles del Lucernario
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