Nuestra primera actuación en materia urbanística, fue el Proyecto de Reurbanización de la Plaza de Jesús de Puerto Real (Cádiz), de 2003 ,sin duda el espacio público más representativo de la Ciudad, tanto por su carácter, como por el patrimonio histórico que la configura. Por lo tanto la intervención fue extraordinariamente comprometida, pero ofreció la oportunidad para establecer las pautas que sirvieran de base a la puesta en valor del casco histórico de la ciudad a través del establecimiento de un sistema jerarquizado y unitario de espacios peatonales.
En la propuesta de reforma se consideró decisivo el doble carácter de espacio de tránsito y estancia de la Plaza, y así la idea de partida fue la clara diferenciación de dichas funciones mediante el empleo de diferentes tratamientos y la disposición del mobiliario. De esta forma se crea una zona de circulación en la que se integra el primer tramo de la calle de la Plaza y el espacio comprendido entre la calle Soledad y la calle Nueva, mientras que la zona de estancia adquiere la configuración tradicional de plaza salón.
Otro objetivo fue lograr la integración en el conjunto de la antigua Casa Consistorial, creando una plataforma a modo de espacio escénico frente a la fachada principal.Los diversos eventos que se celebran en la plaza requerían la existencia de una cierta “infraestructura” para que se desarrollen de forma organizada. Con tal fin se dispone una zona de pavimento diferenciado, subdividida en módulos por medio de bancos, creando espacios en los que ubicar dichas actividades.
Un aspecto esencial en la propuesta fue la inclusión de árboles de gran porte en la zona más amplia de la plaza, con el objeto de garantizar unas adecuadas condiciones de soleamiento, factor clave en todo espacio público.
En la base de la propuesta existía la pretensión de recuperar los valores tradicionales de este espacio. Así, además de tomarse de referencia la configuración característica del siglo XIX, para el pavimento se apuesta por materiales de gran arraigo: losas de granito con diferentes tratamientos en cada zona, dado su carácter noble y duradero, y adoquines de madera vinculados a las zonas de estancia, aprovechando su confortabilidad y calidad cromática. El mobiliario urbano sigue la misma línea que el pavimento, apostándose por modelos de diseño simple y elegante y en los que se emplea como material fundamental la madera. En la zona de estancia se recuperaron las antiguas farolas que presidían la plaza, con el fin de logran un carácter más solemne.
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